Género: drama, romántico.
RESUMEN.
Este libro nos cuenta la historia de Mia, cuya vida cambio en menos de un minuto. Un simple día, cuando cerraron los colegios e institutos por una nevada, la familia de Mia decide ir a ver a unos amigos, pero en medio del camino tienen un grave accidente en el que los padres de Mia murieron al instante y su hermano Teddy no vivió mucho más. Mia se convierte en algo parecido a un fantasma: ella puede ver todo lo que hacen con su cuerpo, las personas que vienen a visitarla y oír todo lo que le dicen. Sobre todo espera que vengan a verla su mejor amiga Kim y su novio Adam, y sin duda al cabo de un par de horas los dos aparecen en el hospital. A lo largo del libro va recordando importantes momentos de su vida: cuando conoció a Adam, cuando se hizo amiga de Kim, cuando decidió tocar el chelo que se ha convertido en una de las cosas más importantes de su vida... Pero Mia debe tomar una difícil decisión: seguir viviendo (y afrontar una vida sin sus padres y su hermano) o irse para siempre.
CRÍTICA.
Este libro entra en mi lista de favoritos. Es un libro sencillo de leer y muy corto, ya que no son más de 184 páginas. Además, Gale Forman en este libro pretende transmitirnos la importancia que tiene la vida y lo fácil que puedes perder a tus seres queridos.
Nota: 9’5.
PREGUNTAS.
- ¿Qué fue lo que ocurrió en el accidente?
- ¿Por qué decidió Mia tocar el chelo y no otro instrumento?
- ¿Cómo conoció a Adam?
- ¿Se ha llevado siempre bien con Kim?
- ¿Quiénes son las personas que más le apoyan en el hospital?
FRAGMENTO.
“Luego se encamina hacia la puerta, pero de pronto vuelve rápidamente a mi lado, agacha la cabeza al nivel de mi oreja y susurra:
- Tranquila. Si quiere irte, no pasa nada. Todo el mundo quiere que te quedes. Y yo, más de lo que he deseado ninguna otra cosa en mi vida. -Se le quiebra la voz por la emoción. Carraspea, respira hondo y continúa-: Pero ése es mi deseo, y comprendo que quizás tu tengas tus motivos para querer otra cosa. Entenderé que decidas irte. No pasa nada si tienes que dejarnos y decides dejar de luchar. No te preocupes por nosotros.
Por primera vez desde que he comprendido que Teddy ha muerto, me siento liberada. Siento que puedo respirar. Sé que el abuelo no puede ser ese sustituto que esperaba. No me desconectará el respirador ni me dará una sobredosis de morfina, ni nada por el estilo. Pero es la primera vez que alguien reconoce lo mucho que he perdido. Sé que la asistente social les avisó que no debían alterarme, pero las palabras del abuelo reconociendo mi pérdida, el hecho de que me haya dado el permiso para marcharme...es como un regalo.”
Páginas 143 y 144.
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